XVI
Hemos vuelto a hablar del Emma Zunz. Dante estaba un poco melancólico hoy. La irritabilidad se había transformado en molicie. Por lo que en realidad he estado hablando yo, mientras el escuchaba languideciendo en la cama. He especulado sobre la tesis que se me ocurrió después de nuestra última charla. Él modulaba mi monólogo con gruñidos ligeros, como desvalidos, en señal de asentimiento. No supe si eran producto de una atención genuina o de su desgana hasta que hube acabado de hablar. “Contra quién se venga Emma Zunz… Es una buena hipótesis”, dijo, “claro que Emma no puede hacerse a ella misma esa pregunta. Desde el momento en que se la hiciera volvería a ser una especie de Hamlet. ¿En verdad debo vengarme? ¿Por qué debo vengarme? Lo de Emma al final es decisionismo. Pero lo primero que debe decidir es olvidar contra quién se venga. Ya ves, a veces la astucia también es un tipo de olvido.”
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