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Mostrando entradas de enero, 2024

I

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  “No sabemos leer.” Me miraba un tanto extrañado. Estábamos rodeados de libros. “No sabemos leer.” Repetí con énfasis. Me sorprendió mi determinación; por un instante me sentí como una suerte de paradoja imbécil. Dante bajó el cigarrillo. “¿Cómo que no sabemos leer?”. Dijo incrédulo. “Eso, que no sabemos leer. Leemos, pero no sabemos”. Dante tenía a veces esas miradas de condescendencia que hacían honor a su nombre, justo cuando iba a proferir una verdad elemental y reducirlo a uno a algún círculo del infierno. Dejó reposar unos segundos sus palabras en el silencio. “Pues justamente por eso leemos” aseveró al fin. Apenas alcancé a balbucear, a modo de respuesta, la pregunta de cómo era entonces posible que leyéramos. “Sartre tampoco sabía leer y eso no le impidió ser un lector empedernido” despachó con indiferencia. *** Se me olvidó, en mi azoramiento, explicar aquello a lo que me refería exactamente. Por azar, encontré aquella mañana un artículo, misma mañana en que me dio ...

II

  El olvido es una especie de pobreza. O la pobreza es un tipo de olvido. Vaya a saber uno cuál es cuál. Porque el olvido es un modo de la pobreza: cuando me vuelvo pobre, voy olvidando ciertas dignidades, o posibilidades que tenía cuando no lo era. Olvido sabores, placeres, incluso ciertos respetos que en otra situación reclamaría. Claro que esto sólo es así cuando alguna vez no se ha sido pobre. Quién sabe si Oliver Twist guardó el recuerdo, inconsciente y fragmentario, de unas manos maternales sosteniéndolo, en esos pocos segundos en los que Dickens declara que el recién nacido no es ni rico ni pobre, hasta que se lo despoja de su desnudez y se le aplica el sayo. Hay que reconocer que se trata de una imagen un tanto libresca. Pero la pobreza también podría ser un tipo de olvido. Cuenta Ollivier ( La comuna de París ) que las grandes dificultades económicas que la Comuna atravesó se debían a un simple olvido: los bancos parisinos, que no querían ofrecerle créditos al gobierno rev...

III

  Nuestras charlas giran principalmente en torno a la literatura, bien que en ocasiones viran hacia la filosofía y, más raramente, hacia la política. Dante se considera a sí mismo un revolucionario, y justamente por eso habla poco del tema. Hay siempre en su escritorio unos volúmenes de Lenin con tapas raídas, una selección de escritos de Marx de dudosa calidad, los dos tomos de Escritos de filosofía política de Bakunin, una colección de textos en torno al mayo del 68’ francés, y La revolución permanente . Tengo la costumbre de ojearlos cuando la conversación se pone particularmente áspera: ni tienen anotaciones, ni estan subrayados y, entre aquellos con puntos de libro, he llegado a aprender que estos raramente se mueven de la página en la que los encontrara colocados la primera vez. Si lo hacen, es caprichosamente. A veces me los he encontrado colocados en una página anterior: como si Dante los fuese variando para que yo no notara el poco uso que les daba. En el curso normal de...

IV

  Hay tardes en las que siento que Dante se aburre conmigo. Son tardes de silencio e incomodidad, de miradas friccionadas, que culminan con él cogiendo algún libro de una estantería, tirándose en la cama y leyendo algún pasaje al azar. Ayer fue una de esas tardes. Sus dedos se detuvieron, al acercarse a la biblioteca, en un pequeño volumen de Piglia. Estuvo ojeándolo unos cuantos minutos hasta que encontró un pasaje que creyese conveniente. Resultó ser un apunte sobre la estética en Macedonio Fernández: “ << ¿Cuál es el problema mayor del arte de Macedonio? Las relaciones del pensamiento con la literatura >> . El pensar, diría Macedonio, es algo que se puede narrar como se narra un viaje o una historia de amor, pero no del mismo modo. Le parece posible que en una novela puedan expresarse pensamientos tan difíciles y de forma tan abstracta como en una obra filosófica, pero a condición de que parezcan falsos. << Esa ilusión de falsedad >> , dijo Renzi, <...

V

  Le he estado dando vueltas a la tesis de Dante. No me quedé satisfecho con su explicación. ¿Qué es lo misterioso en la literatura? Hace unos años toda mi estima de las tragedias griegas provenía de la idea de que cualquier ciudadano iba al teatro conociendo a la perfección la historia y los personajes que verían representados. Consideraba que los temas universales de la literatura eran unos pocos, al igual que las metáforas que los encarnaban, y que, entre todas las historias que podían representarlos, era preferible atenerse a aquellas que ya eran conocidas. De esta manera, la obra se volvía una mera cuestión de estilo. Admiraba en Esquilo esa capacidad constante de agregar, disgregar, mezclar, los motivos con los que la obra debía ser universalmente representada. En Sófocles, la síntesis de los elementos trágicos. En obras de este estilo, el otro , a fuerza de ser representado, desdibuja su fisonomía y pasa a ser uno mismo, el espectador o el lector. Sucede otro tanto con las n...

VI

  Ayer volvimos a hablar de la barbarie. Dante había olvidado completamente su rechazo final al tema en la última conversación y hablaba con energía, casi con ilusión. Especuló sobra las barbaries productivas. No me mostré muy conforme con la supuesta productividad de las barbaries. Ignoró mis dudas y trazó una división. Le parecía que hay barbaries productivas a nivel literario –pensaba en el carácter demónico de Rogozhin, en Rogozhin esperando al príncipe Myshkin en un hueco de la escalera –, y barbaries productivas a nivel social. Aquel emperador chino que mandara a construir la gran muralla y, a la vez, mandara a quemar todos los libros anteriores a su existencia –episodios que debían tener un nexo psicológico–; o en aquel rey asirio que quiso recopilar en Nínive todos los libros del mundo, únicamente para encontrar las fórmulas con que favorecerse a los ojos de los Dioses y protegerse de sus enemigos en la corte. Afirmó que hay cierta felicidad en la barbarie más absoluta, y r...

VII

  Hoy, una conversación trabada e insustancial aliviada por una cita de Leibniz: “El Argenis de Barclay [o cualquier personaje o situación novelesca] es posible, o sea, es imaginable clara y distintamente, aunque sea cierto que nunca ha vivido ni creo que vaya a vivir, a no ser que uno adhiera a esta herejía: la de convencerse de que en el transcurso infinito de los tiempos que quedan por venir alguna vez han de existir todos los posibles, y de que no puede imaginarse fábula alguna que aun en pequeña medida no haya de existir alguna vez en el mundo.”

VIII

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Hemos discutido sobre la cita de Leibniz del otro día. “Si cualquier personaje, o suceso, de una novela, es imaginable clara y distintamente” comenzó Dante “entonces tienen para Leibniz una existencia más allá del libro, como seres posibles cuya existencia sería posible en otro mundo distinto de este”. Yo repliqué que podían concebirse como meras posibilidades de la imaginación del autor. “En cualquier caso, al menos para Leibniz, se niega que sean imaginaciones creadas por el autor: si el autor las concibe es porque Dios las concibe como posibles. La creación sólo le pertenece a él” siguió. Critiqué: podría tratarse de una reflexión del autor sobre las percepciones que este mundo le ofrece. Me contesto con algo de acierto, no recuerdo qué. Para resumir: acabé aceptando que no podían ser creaciones del autor, pero me negué a aceptar que fueran creaciones de Dios. Dante se mantuvo, para variar, en sus trece: las novelas eran mundos posibles cuya existencia estaba dada en Dios, y los a...

IX

  Sigo con mi relectura de El Aleph . Bien que voy alternándola con mis cuentos favoritos de Ficciones , por lo que debería decir que sigo revisitando, de manera caprichosa y fortuita, la obra de Borges. “ Ficciones , he ahí un título tranquilizador” me dijo alguna vez Dante. Y debe ser cierto, porque encuentro cierto terror en los cuentos de Borges, un terror que no me provoca ninguna de las páginas de un Lovecraft. Quizás porque Lovecraft fuerza su imaginación hasta el desfallecimiento, mientras que Borges la limita a un juego de identidades simples. En Historia del guerrero y la cautiva (último cuento que he leído) no puedo dejar de imaginar con vívido horror la escena final, con la india tirándose al suelo a beber la sangre de la oveja degollada. El narrador duda: “No sé si lo hizo porque ya no podía obrar de otro modo, o como un desafío y un signo.” No puedo evitar ponerme en el lugar de la abuela Borges, viendo a aquella mujer, inglesa como ella, nacida en Yorkshire, represe...

X

“He encontrado un ejemplo claro de su productividad, que depende cómo podría aplicarse a mis dos especies: el stop motion trick .” Me quedé en silencio, sin comprender. “Estoy hablando de mis bárbaros, naturalmente.” aclaró Dante, “Cierto que, por más claro que sea, mi ejemplo requiere de una comprensión sutil. El cine es un arte de bárbaros, o lo fue en sus primeros compases. Consistía en desgarrar, simbólicamente, claro está, la realidad al captarla con la cámara, cercenar partes del mundo y experimentar con las combinaciones posibles. De más está decir que los primeros cineastas no entendían esto, ni comprendían exactamente lo que estaban haciendo, por lo que muchos de los logros primerizos del cine se dieron en forma de accidentes y casualidades. Lo cual nos evita muchas confusiones respecto al valor de esos logros, como por ejemplo la de creer que son logros de la imaginación de los cineastas. El stop trick sucedió por accidente: George Meliès y su equipo lo descubrieron al reali...

XI

Nueva conversación friccionada. Dante estaba insoportable. Creo que se pone así cuando extraña. Supongo que debe ser natural. Yo llevo mucho más tiempo aquí. Él apenas lleva unos meses. No se ha adaptado aún. Emigrar no es sencillo. Yo llevo, ¿cuánto llevaré?, serán ahora once años. Él apenas unos meses. Quizás ya haya cumplido el año. Y no es lo mismo venir de adolescente lo que emigrar como adulto. Me parece que vino por alguna mujer. Y por la situación económica, claro está. En cualquier caso, la mujer no funcionó (creo: no hablamos mucho de nuestra vida privada) y su situación económica tampoco mejora. No ha conseguido trabajo aquí, y apenas sale de casa. Se pasa el día leyendo (dice). Cuando se aburre mira la tele de allá, de Argentina. No suele hablar con sus familiares ni con los amigos que le quedaron del otro lado del charco. Aduce que le resulta engorroso, pero también sería increíble que se le hiciera difícil ya no sólo mantener una charla que se parece siempre un poco a u...

XII

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Ayer tenía la intención de trascribir alguna cosa de esa conversación que tuvimos y no acabé escribiendo nada de ella, excepto que no fue precisamente agradable. Ahora que intento poner en claro las palabras, no sé bien por dónde comenzar. Si fuera a comenzar por el principio, debería admitir que llegué un poco tarde. Me había olvidado de avisarle que tenía que pasar por la tintorería. Ese quizás fuera el detonante para la irritación de Dante. Irritación monomaníaca casi. Se puso a hablar de los olvidos. Algo de psicoanálisis, primero. Sobre los olvidos sintomáticos. “El olvido, lo que es el proceso de olvidar, no es nada muy distinto de la memoria. De hecho, el recuerdo, me refiero a aquel que siempre puedo evocar en mi mente, encuentra su producción en el olvido. El recuerdo es algo falso, un producto imaginario, que no conserva lo que es esencial al recuerdo: la experiencia que lo forjó. Por esa razón, Freud nos enseña que los lapsus, los fallidos y todo aquello que surge como cor...

XIII

Del otro día: “En el primer Sartre, el problema de la historia sería como se relacionan los hechos objetivos con las vivencias subjetivas. Pues la memoria es un modo de la imaginación, una de sus posibilidades. En realidad, todo lo que hay es esa posibilidad alucinatoria (Sartre diría nihilizadora, pero ¿qué es la nada como potencia, sino una alucinación?) del ser-para-sí. La posibilidad del presente como no siendo. La del pasado como lo sido, pero condenado a una irrealidad imaginaria por mi presente, que niega, socava el pasado; presente que es el no siendo el que he sido. Y la del futuro como posibilidad pura. Pero se da una paradoja aquí: pues en cuanto que es mi pasado, y esto vale para cualquier pasado que yo tome como mío, es esencialmente un producto de mi imaginación, una negación mía de la facticidad de mi pasado. Sin embargo, esa relación es también una relación de objeto positivo. Lo alucinatorio y su objeto, lo imaginario y lo real, la pregunta es como calibrar esta relaci...

XIV

  Hoy he releído Emma Zunz . Es un gigantesco teatro de máscaras. Borges traza un perverso juego de identidades, equivalencias y desplazamientos. Casi da vértigo. Emma Zunz busca vengar la desgracia de su padre, asesinando al empresario Loewenthal, y en su plan se somete a una serie de disfraces y transformaciones, hace de prostituta con un marinero sueco para luego hacer de virgen violada ante Loewenthal, y luego hará de delatora y víctima ante la policía para sostener la verdad de la ficción. Pero es su cuerpo el que se disfraza, encarnando el sufrimiento de todo el relato: el de la incriminación del padre a cargo de Loewenthal se encarnará en la violación del sueco; el de la violación del sueco en el culposo asesinato de Loewenthal, en una venganza cuya intencionalidad se ha permutado y apunta ahora a su padre; el de la culpabilidad del asesinato en el pudor herido de la confesión de haber sido violada a la policía. También existen permutaciones y equivalencias en los hombres qu...

XV

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Llevaba casi una semana sin ver a Dante. Hoy parecía serenado con respecto a nuestro último encuentro. Hemos hablado del Emma Zunz . Le he comentado mis puntos de vista, los que escribí el otro día. “¿Y qué es lo que se desplaza?” me ha preguntado. “Diría que el cuerpo de Emma. En él se operan todos los cambios”. Estuvo unos minutos pensando. “Es como un Hamlet torcido, el Emma Zunz . Un Hamlet al revés. Sí, ¿por qué no? Si tiene un cuento que es un epilogo del Martin Fierro, ¿por qué no podría hacer Borges un anexo de Hamlet, o bien su palinodia?”. Lo interrogué con la mirada. “¿No lo ves? ¿Acaso no planea el fantasma del padre? ¿Acaso no hay un mandato paterno de venganza (implícito, eso sí, en su suicidio)? ¿Acaso no hay, al igual que hay en Hamlet un teatro dentro de un teatro, una ficción dentro de una ficción? Esta el cuento, y la ficción que ensaya Emma”. “Eso lo veo. No veo en qué punto se invierte” respondí. “Pues en un pequeño detalle. En que el verdadero fantasma, el único f...

XVI

  Hemos vuelto a hablar del Emma Zunz . Dante estaba un poco melancólico hoy. La irritabilidad se había transformado en molicie. Por lo que en realidad he estado hablando yo, mientras el escuchaba languideciendo en la cama. He especulado sobre la tesis que se me ocurrió después de nuestra última charla. Él modulaba mi monólogo con gruñidos ligeros, como desvalidos, en señal de asentimiento. No supe si eran producto de una atención genuina o de su desgana hasta que hube acabado de hablar. “Contra quién se venga Emma Zunz… Es una buena hipótesis”, dijo, “claro que Emma no puede hacerse a ella misma esa pregunta. Desde el momento en que se la hiciera volvería a ser una especie de Hamlet. ¿En verdad debo vengarme? ¿Por qué debo vengarme? Lo de Emma al final es decisionismo. Pero lo primero que debe decidir es olvidar contra quién se venga. Ya ves, a veces la astucia también es un tipo de olvido.”

XVII

  Dante sigue transido de melancolía. El otro día se cumplió un año desde que emigrara. Ha hecho un comentario a la pasada al respecto. “Por otra parte,” ha agregado luego, “no me está mal esta condición. Cualquier proyecto latinoamericano, y argentino en particular, de investigación sobre la propia condición de latinoamericano y de argentino, necesita de algún grado de exilio. Uno ha nacido en los márgenes del mundo, luego uno necesita encontrar sus márgenes para entrar en comunión con su propia condición: emigrar, desplazarse, inflingirse a uno mismo un extrañamiento. El proyecto joyceano: silence, exile, and cunning . Vale tanto para un irlandés como para un latinoamericano. Joyce o Vallejo, Marechal o Cortázar, han descubierto más de su propia identidad en Paris que en su tierra natal. Claro que hay formas más simples de llevar a cabo este proyecto. El caso de Borges: un exilio interior.” “ Silence, exile and cunning . Eso sería también contar con que el tiempo esté a tu favo...

XVIII

  Una propuesta de Dante, que se le ocurrió a raíz de lo que trascribí sobre nuestra última charla: la historia como el reverso de sus excursos secretos. Los excursos serían las obras literarias (no sé por qué esta obsesión suya con lo literario: no es el único medio de expresión que existe). En realidad, parte de una idea anterior: la de la literatura como la expresión de los otros mundos posibles. La historia, según Dante, sería un error, un mero excedente de todos los mundos posibles que aparecen en la literatura. Citaba para esto a Aristóteles: la poética es superior a la historia porque hay necesidad en sus hechos. “Pero esta necesidad” aclaró Dante “no es la de un simple mecanismo causal, que siempre se puede atribuir a los hechos históricos, de la misma manera que un psicólogo criminalista puede determinar las causas de un supuesto parricidio en los rasgos estrechos y superficiales que le atribuye a un Dimitri Karamazov cualquiera. La poética exige una perfección en las cau...

XIX

  “Lo que hacemos no es más que una imitación. Una barata”. “Si apenas fuera una imitación. Se trata de una farsa” replicó Dante. Luego, silencio. “¿Ves? La imitación es un ejercicio, un entrenamiento. La voz es un músculo a ser entrenado, y uno imita para conseguir el dominio de matices, coloraciones, inflexiones, de manera similar a como los niños imitan los tonos de voz de sus padres. Pero ahí dónde nosotros deberíamos imitar, callamos.” “Bueno, al menos esta farsa cumplirá con un requisito filosófico clásico: por pobre que sea, se ajustará a número.” “Sí, una nota es un número.”

XX

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  “Son divertidos estos juegos”. Estaba de mejor humor que otros días. Había vuelto a hablar de su mundo gris, mientras examinaba una bola de tenis que sostenía en su mano. “Es curioso como uno puede matar el tiempo en teorías, críticas, interpretaciones, (las nuestras, dicho sea de paso, son solo divertimentos que no tocan la forma de aquello sobre lo que especulamos) sobre unas mismas pocas decenas de páginas o sobre unos pocos pensamientos. Volver siempre sobre las mismas imágenes, las mismas ideas. Son sólo juegos. Pero uno sigue con sus juegos. Se trata de un verdadero misterio.” “Quiero decir,” agregó, “el misterio es seguir girando sobre las mismas ideas e imágenes, que forman una topología extraña a la verdad de los textos y los pensamientos. Se le diseña una topología narrativa a un cuento que cautiva su misterio y, en sus incógnitas, la curiosidad del lector; uno desarrolla una sucesión de ideas que forman un entramado de imágenes que misteriosamente prometen algún dest...

XXI

  Algo que dijo Dante ayer: “Nada más sugerente que la propia palabra de Odiseo. Su palabra más propia, la más personal que expresa en todo el poema homérico: οὔτις. Ningún hombre. Es robarles a los dioses su mejor cualidad: el silencio.” *** Otra frase de ayer: “Nadie mejor que el filósofo para explicar esta condición. Todo discurso metafísico es un discurso en su cuerda de equilibrista. Así como las olas del mar arrastran consigo la desconocida arena, así también toda frase de un discurso filosófico trae consigo la pregunta de por qué decir algo, más bien que nada.”

XXII

  Hay dos obsesiones de Dante que no acabo de comprender: la fascinación por lo misterioso y esa suerte de relación ambigua e incomprensible con Dios. Respecto al misterio, prefiero no entrar: las inflexiones más rígidas, aliteradas y pedantescas brotan a borbotones de su voz cuando le fluye una frase que sabe va a morir en el misterio. No creo que sea un culto por lo inexplicable: más bien una necesidad de sabelotodo. Explicar aquello que no sabría explicar. Lo de Dios, en cambio, es algo distinto. No sólo por esa forma ambivalente de considerarlo como un cristiano considera a su Dios y de un momento a otro considerarlo como el mal absoluto, o un enemigo fatal. La habitación de Dante guarda las huellas de un pasado cristiano, del que Dante nunca habla, en forma de estampitas, rosarios y alguna cruz escondida en los cajones. En alguna ocasión he intentado hacerle hablar de ello, con alusiones e indirectas. Su protocolo habitual aquí consiste en encogerse de hombros y cambiar de tem...

XXIII

  “¿Y tú qué te piensas, que seguimos bajo el paradigma newtoniano? Tenemos móviles que se conectan a través de satélites colocados en el espacio, y ningún éter viene a obstruir la señal. Mi casero me contó de un nuevo prototipo que podía flexionarse o ser absolutamente rígido, comportamiento que en su vida habría imaginado Newton. Puede que Leibniz sí, pero qué más dará. ¡A la mierda con la composibilidad!” Discutíamos sobre su mundo gris. “Hace rato que sabemos que una serie de axiomas matemáticos no es demostrable a partir de sus propios axiomas.”   “¿Y eso que tendrá que ver con la composibilidad?” “¿Que qué tendrá que ver? ¡Pues todo! La gran intuición de Leibniz fue entender que el esquema compositivo no es eminentemente físico, sino lógico-matemático. Por esa misma razón es traducible a distintos niveles (físico, extenso, temporal) con independencia del grado de isomorfismo que posea.” “Pero con que sea postulable ya es suficiente para tenerlo en consideración. Y su dem...

XXIV

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  Hemos vuelto a la barbarie. “Adorno habla de la diferencia entre razón mítica y razón ilustrada en la continencia. El bárbaro no se contiene, no aplica un dominio de sí que el hombre civilizado sí aplica. No tanto en Odiseo como en Aquiles se aprecia claramente esa diferencia: el momento más humano (en el sentido humanista del término) de Aquiles se da ante Príamo, en el que se contiene, e incluso pide al venerable anciano que no se exprese en ciertos términos para ayudarle a evitar su cólera. Depone la cólera, la contiene, y abandona esas fuerzas míticas de las que él hasta ese momento participa, como una catástrofe natural, para participar de los ritos humanos, para entregar, como es debido, el cuerpo del primogénito difunto al padre. Aquí Príamo hace también un poco de Odiseo: reconoce su impotencia al semidios y le implora clemencia. Pero en ambas actitudes la barbarie queda domesticada, no reconciliada. El movimiento de la continencia, en el caso de Aquiles, a diferencia del...

XXV

  Curiosidades de un diario: uno escribe para sí y, aunque se someta a alguna clase de rigor literario y guste de adornar ligeramente las entradas con algún que otro detalle, luego se da cuenta de que cosas en cierto sentido banales, pero en otro importantes, no las escribe hasta que nota su ausencia o algo extraño irrumpe en ellos.   En eso el diario es menos cercano a la literatura y más a la vida. No ignoro que vuelve a acercarse a la literatura en el modo de escribirlas. Porque uno les atribuye una importancia de una categoría que sin el diario no tendrían (este suceso merece estar consignado en el diario). Lo cual es igual de literario que presumir que Swann, si fuera un hombre de carne y hueso, y no un personaje de Proust, se enamoraría de Odette en el momento en que se le volviera esquiva la cita que antes Odette siempre le facilitaba. Me doy cuenta de que en ningún lugar he descrito la especie de rito que tenemos Dante y yo en nuestras reuniones. Y eso que es bastant...

XXVI

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  Nuestras conversaciones se parecen ya muy poco a una conversación. Son cada vez más agresivas, y cada vez se necesita menos para que alguno levante el tono de voz. Sorpresivamente, las discusiones así parecen más ricas que las conversaciones lentas y placenteras. No sé cómo saltamos esta vez. Creo que en algún momento él hizo algún comentario despectivo sobre Argentina, en el que no debí entrar. Primero, porque como acto patriótico, viniendo de un emigrante precoz, está poco justificado. Y segundo, porque claramente afecta a sus propias relaciones con la emigración, que son heridas no cicatrizadas. En todo caso, no respondí nada excesivamente confrontativo, pero mi tono ya era de reproche. Entonces él tensó el tono. Por lo que yo lo tensé más. Y así fuimos. En algún punto de sus maniobras hostiles hacia nuestra tierra natal, reentró, como por la puerta trasera, el tema de la barbarie. Lo calificó de país de bárbaros. Yo, europeo convencido, y aunque sé que para él no es un té...

XXVII

  No sé por donde comenzar. Me ha costado un tiempo y un par de tazas de té calmarme. Preferiría no tentar a la suerte, no volverme a exaltar, así que empezaré por esta mañana. El jardín de los senderos que se bifurcan. Ese cuento ha tocado esta mañana. El erudito y el descendiente del escritor chino que aquel estudia, el libro y el laberinto. De todos los cuentos de Borges, tal vez sea el que mejor hilvane las tres tipologías de cuentos de Borges: los fantásticos, los policiales y los de cuchilleros. Identidad y desplazamiento aparecen aquí, mucho más claramente que en Emma Zunz , en su disposición de ambivalencia entre dos polos. “ El jardín de senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo […] A diferencia de Newton o Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama […] abarca todas las...

XXVIII

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No he vuelto a ver a Dante desde esa última vez. Sí que he llegado a saber algo de él a través del casero. Ha tenido algún tipo de brote. No me ha dado mucha más información; sólo que ya no vive en el piso y que en los últimos tiempos venía con cojeras o con los brazos magullados, detalles que en la estrechez de su habitación yo no lograba apreciar. Él le decía que se resbalaba en la escalera, que no era capaz de calcular bien los peldaños, pero su casero sospechaba que andaba metido en peleas.  Esto, anotado así, parece casi un excurso inverosímil, un cierre de una pobreza extravagante a una novela barata. No era mi objetivo terminar así este diario. Pero tampoco tengo ganas de continuarlo una vez pasado esto. No hay razón para continuarlo, ni tampoco tenían más pretensión que una suerte de apuntes personales. Si tuviera que buscar algún giro, algún cierre decente, quizás debería modificar algo los apuntes, falsear lo que me interesaba en mis charlas por mor de una continuidad. ...

Cuaderno de Navegantes

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  Cuaderno de navegantes nace de errores o desvíos, aunque a ratos pueda acertar. Se trata de una especie de diario íntimo y línea paralela a las investigaciones llevadas a cabo en el trabajo de fin de grado. Originándose en el error y desvío, no puede ser de otra naturaleza que un espacio abierto. Espacio de intercambio en el que se intentan comunicar unas lecturas con otras: las hechas a destiempo con las que el trabajo obligaba. Ninguna pretensión más, ninguna menos. Si se configura como espacio íntimo, es sólo debido a la afinidad azarosa entre las lecturas que divagan por estas páginas y los divagues personales para los que tenía alguna predisposición a acometer, o los divagues para los que no tenía predisposición a acometer en un escrito de carácter más formal. Si se configura como un espacio abierto, es porque lo mueve una cierta exploración de los líndes hacia los que pueden tender algunos de los presupuestos filosóficos que he adquirido a raíz del TFG, más allá de lo prop...